AMOR SIN FRONTERAS

A veces, demasiadas, dejamos en el aire citas que más parecen lanzadas por compromiso que por deseo auténtico de que tengan fecha y hora de llevarse a cabo: “¡A ver si nos vemos un día!”, “Tenemos que echar un rato un día de estos…” 

No ocurre así con nuestro amigo Paco Fernández Mármol que no entiende de más compromiso que el de trabajar y compartir la vida con los chicos que tiene a su cargo. Así que, cuando alguien de nuestra junta le dijo algo así como que, cuando estuviéramos todos más tranquilos de trabajo teníamos que “echar un rato”, nos propusimos muy seriamente llevarlo a cabo con el convencimiento de compartir y apoyar desde nuestra hermandad, las acciones de trabajo comprometidas con la sociedad. Y fue el pasado 23 de Agosto cuando, a media mañana, llegaban a la estación de autobuses de nuestra ciudad Paco Fernández Mármol y 17 muchachos de los pisos de acogida a los que tiene a su cargo en Córdoba: vecinos y hermanos de África que con no pocas dificultades llegaron un día a las costas de nuestra patria. 
Magrebíes y subsaharianos. Sí, de esos de los que oímos hablar un día sí y otro también en nuestros telediarios y a los que ya ni prestamos atención porque, a fuerza de repetir, nos hemos acostumbrado a ver la tragedia, el dolor y la injusticia cebarse con ellos. Otra cosa, es conocer a la persona protagonista de cada historia, de cada noticia, de cada tragedia, de cada esperanza. 
Tras un breve saludo, nos dirigimos al campo, a casa de alguien, que, gentil e “interesadamente”, puso a disposición de todos. Ya allí tendríamos ocasión de conocernos, algo mejor a lo largo del día en un muy peculiar ambiente. 
Esta convivencia con “los muchachos de Paco” la concebíamos en el marco de las actividades de acción social que nuestra hermandad lleva acabo colaborando estrechamente en proyectos que luchan por la dignidad humana y los derechos sociales; y haciendo, que nuestra advocación, “El AMOR” no se quede solo en una serie de prácticas y en un nombre. 
La verdad no sabría decir quiénes salieron más beneficiados ya que fue un día no solo para y compartir sino también para aprender unos de otros. Creo que más nosotros de ellos, pues cuando te cuentan las peripecias que hay que pasar para abrirte camino en la vida, jugándote el físico a una carta , uno se mira y comprueba lo afortunado que se es por el simple hecho de haber nacido aquí o allí. 
La piscina fue sufrida protagonista del día. ¡Cuánto disfrutaron en ella! Mientras algunos colaboraban en los preparativos de la comida y entre picoteo y picoteo compartimos opiniones sobre sus proyectos próximos, todos manifestaban su deseo de terminar sus estudios de ciclos formativos, la ilusión de formarse para en un futuro no lejano poder volver a sus lugares de origen donde están sus raíces, sus familias…. Que Dios/Alá conceda a estos muchachos la ocasión de convertir en realidad los sueños por los que llevan tanto tiempo luchando con tanta ilusión y esfuerzo y a nosotros nos abra los ojos y el corazón para ayudar en lo posible a estos, nuestros hermanos que con poco de lo que a menudo nos sobra podrán conseguirlo. 
Es de destacar el momento de la comida. Reunidos en torno a una magnífica paella cocinada –es de justicia citarlo– por nuestro simpar Pepe Guerrero. La oración previa a la comida en la que nosotros, cristianos, agradecimos la ocasión de habernos reunido y poder compartir el alimento con el Padrenuestro; y ellos, musulmanes, de igual manera, rezaron una oración de agradecimiento por el día, la acogida y la comida. 
Desde aquí agradecer a Paco Fernández Mármol y a tantas personas que se dejan la piel en un trabajo desinteresado, y que luchan por sacar adelante a muchos jóvenes que están padeciendo las injusticias , los egoísmos, los enfrentamientos de un mundo que muy a menudo se olvida cada vez más de la importancia y dignidad del ser humano. Al más puro estilo Don Bosco seguiremos apoyando en la medida de nuestras posibilidades no solo económicamente sino animando y haciéndoles sentir que no están solos. 
Tenemos mucho que aprender de ellos 
¡Qué afortunados fuimos este 23 de agosto!